EL CONTROL DEL TEMPO

Nos hemos abonado en las últimas jornadas a finales apretados, esos que deberían hacernos crecer como jugadores y como equipo.
Viendo el vaso medio lleno, en esta ocasión logramos competir hasta el final con un equipo que en la primera vuelta nos había superado ampliamente, sobre todo físicamente. Máxime, teniendo en cuenta que contábamos con la importante baja de Ismael, baluarte en ataque (pese a su obcecación por jugar, en ocasiones, sin seguir las directrices técnicas), y también en defensa con las nuevas estructuras defensivas.
De nuevo con una defensa 5:1 zonal, maniatamos el ataque visitante, y no logramos más renta al descanso por errores propios (en su mayoría de táctica individual).
En el segundo parcial, nos costó mantener la eficacia defensiva ante la mejor lectura ofensiva de los contrarios. Pudimos mantener el tipo ante las numerosas exclusiones que tuvimos que gestionar a nuestro favor, no obstante nos lastró el resultado la cantidad de errores de lanzamiento que tenemos en situaciones con mucha ventaja, pese a trabajarlo de manera constante en las sesiones de entrenamiento.
En este sentido algunos jugadores deberían reflexionar sobre si su actitud y concentración es la adecuada en el periodo de aprendizaje, recordando por enésima vez, “se juega como se entrena”.
Otro aspecto fundamental de mejora, es el control del “tempo” del partido y el control mental ante las situaciones de stress competitivo. Cuánto más cansado estoy, tengo que estar más concentrado, situaciones que también se entrenan y en las que hay que mostrar inteligencia y tesón para revertirlas en el momento que no funcionan.
Destacar el partido realizado por Aarón, jugador del equipo cadete que nos ayudó en labores defensivas y que estuvo participativo en ataque, logrando pleno en los dos lanzamientos que realizó.
CD IPLACEA: 22 (13+9). Sergio, Romero y Miño (P); Darío, Aarón (2), Izan (1), Tito (11), Guille (4), Álvaro (4), Jorge, Dani, Félix y Raúl.
CB LEGANÉS: 24 (11+13)